En estos momentos me dan ganas de mirarte, de sonreirte, de tener ganas de tocarte, de sentir esa cosquilla especial a la más mínima aparición tuya. Oh reina mía, conquista mi alma y dame la oportunidad de derrotar al dragón, de cabalgar en el caballo blanco y enlazar la lanza a mi corpiño, bajar la mascara y arremeter contra el muro.

En contra de los designios dorados dejaré la vida atrás para tomar la tuya, y ponerla en mi corazón, encerrarla en el templo del alma y arrullarla, quererla, amarla, adornarla, darle flores, darte todo, todo, todo, hasta el más mínimo trozo de mi piel, hasta mi última mirada, hasta mi último suspiro, todo, todo, todos mis suspiros, mis pensamientos, mis versos, mis escritos, mis palabras, todo, todo, todas mis letras, todo mi nombre, toda mi vida, la que pasó, la que pasé, la que pasa, la que pasará, todo, todo, todo, desde la más pequeña partícula de amor, hasta la más grande que tengo de odio, te daré todos mis sentimientos, todo, todo, mi alegría, mi tristeza, mi valentía, mi miedo, mi odio, mis idilios, mi torpeza, mis aciertos, mis derrotas, mis batallas, mi dolor, mi tormento, mi virtud, mi caballerosidad, mi motivo, mi completo orden y me total desorden, mi voz, mi hambre, mi vida, mi vida, mis estrellas, mi luna, la más hermosa de las lunas, un rayo de luna de amor, un rayo de luna que te dé directo a tu corazón, oh dios santo, qué ganas de verte a la luz de la luna, el ver tu sonrisa bajo la iluminación divina, dios, dios, dios, qué emoción más grande, qué emoción, qué emoción!

Soberana, reina del alma, marquesa del olvido, duquesa del peludo corazón... aprecia mis sentimientos... recibelos, ven a por ellos.

Linda, Linda, ¡Linda!